pintores valencianos

En principio nombro a los pintores valencianos que expusieron en la Exposición Regional Valenciana de 1909,

es mi intención ir ampliando el tema de la pintura en Valencia con más artistas, completándolo como se merecen

30 julio 2009

pintor Rafael Monleon


(Valencia, 1840-1900)

El pintor descubrió desde muy joven la atracción del mar y de la navegación como tema de inspiración artistica. A través de su pincel podemos recorrer la epopeya del hombre durante seis milenios por conquistar el océano...

Monleón se planteo su labor de recopilación desde la misma atracción que siente el marino cuando se aventura en el gran oceano. A esa llamada incondicional se une la maestria de su paleta, que va a ir plasmando el lento, arriesgado e inexorable camino de la historia de la navegación.

El acuarelista se acercó al tema de la arqueología naval desde las ópticas más diversas: estudia en la Escuela Nautica de Valencia, realiza después sus practicas como piloto en el mar del Norte, y aprende el arte de la representacion de los modelos de maestros como Haes, Montesinos y Clays. Viaja así de Valencia a Madrid y posteriormente a Brujas. Ensaya las técnicas del óleo y la acuarela, y utiliza el grabado, tan popular, variado y perfecto en su epoca. En sus cuadros existe, desde un comienzo, la obsesión por la fidelidad de la reproducción exacta de las naves que dibuja. Hay momentos en que el arqueologo parece atenazar la inspiración del artista. En otros, sus trazos y colores se mueven con mas imaginación, pero en todas sus obras investiga concienzudamente el pasado historico antes de esbozar el primer trazo.
En 1.870 es nombrado pintor restaurador del Museo Naval de Madrid, pero su obra no se limita al trabajo como pintor restaurador del Museo Naval, pues sus óleos estaran presentes en varias exposiciones nacionales.

En 1.864 concurre a la de Madrid con los siguientes cuadros: Vista de la Casa de Campo, Una marina despues de la tempestad y Costa de Denia. En esta ocasion se le concedio mención honorifica. En la regional de Valencia de 1.867 obtuvo medalla de oro por Una Marina. Su cuadro La rada de Vlissinguen fue premiado en la exposición nacional de 1.876 y figuro el mismo año en el concurso internacional de Paris. Dos años después recibe un galardón, por su composición Entrada del Puerto de Ostende, en la exposición de Viena.Como aguafuertista destaca en las últimas decadas del siglo XIX, conjuntamente con Haes y Lhardy. En minucioso temple hace que el buril alcance en sus manos la elegancia e inspiración de los buenos grabadores de aquella epoca. Sus maestros en esta tecnica fueron, entre otros, Baes y Allemand. Tambien trabajó ocasionalmente la ceramica, con tematica diversa.

pintor Bartolome Mongrell Muñoz


(Valencia, 1882-1938)

28 julio 2009

pintor Javier Juste Cerveró


Valencia (1856-1899)
Estudió en la Academia de B. Artes de S. Carlos en Valencia.

En sus inicios tuvo que compartir por necesidades económicas su tiempo entre la pintura sobre lienzo y la pintura de abanicos.

Joven y completamente desconocido, presentó dos cuadros a la Exposición Nacional de 1884, donde el jurado le concedió la 2ª medalla por su obra: Entrada del puerto de Valencia en un día de Levante.

Esta nueva obra fue una gran revelación. Pocas veces habrá sido tan bien sorprendido por el pincel el secreto del movimiento de las aguas del mar. El cuadro es muy sobrio en elementos pictóricos, pero todo tan bien tomado del natural que el público señaló desde el primer momento este cuadro como uno de los más notables de la Exposición y el mejor de su género, fallo que fue confirmado por el jurado.

Juste llevó a la exposición otros cuadros, entre ellos uno representando la tempestad en tierra, para lo cual reprodujo el aspecto sombrío del convento de Santo-Espíritu de Gilet en un día de temporal.

Juste consiguió en las marinas fijar en el lienzo los estremecimientos y fluctuaciones de las olas batidas por el vendaval. Con J. Juste hallamos uno de los marinistas más creativos y sensibles. Nadie como él dio ese sentido dinámico e impresionante a la versión artística de las olas ni pintó tan finamente las espumas del mar con ese realismo precoz para su época y que hacía tiempo venían persiguiendo los pintores holandeses. Pocas veces habrá sido tan bien sorprendido por el pincel el secreto del movimiento de las aguas del mar.

En el museo de B. Artes S. Pío V de Valencia tiene expuestos tres paisajes.

El color blanquecino el cielo se deja caer sobre los árboles matizando de tonos grisáceos sus naturales verdes y contribuye a crear un ambiente denso y hasta sofocante en el que no acontece nada, en el que nada sorprende ni destaca.Del cuadro destacan por su realismo las piedras en el recodo de la charca que sirve de espejo y el camino polvoriento.
Y el cuadro llamado El puerto de Calais.
Las obras: Regatas en el puerto del Grao de Valencia y Paisaje de la Albufera/Efecto de sol se hallan en Valencia, en el Palacio de Justicia.

Además son conocidos El Monasterio de la Murta, La ermita del Carraixet, Un cementerio, El barranco de Arquinas, Barco entrando en el puerto durante una tempestad, Paisaje marino, Una tarde de invierno, Cementerio de aldea, Tarde de invierno, El naufragio, Entrada al puerto de Tarragona y Playa de Peñíscola, los dos últimos interpretados muy libremente en cuanto a fidelidad topográfica.

Tres de sus obras pictóricas pertenecen a los fondos de la Diputación Provincial de Valencia, otras pertenecen a la Generalitat Valenciana y se encuentran en el Museo S. Pío V, pero la mayoría se hallan en manos de particulares, muchas de ellas en Madrid.

A los 31 años fue ingresado en un hospital mental para su observación, allí aún pintó varios paisajes con árboles y flores en primer plano y al fondo lejanas casas, y obras tan estimables como El amanecer, pero la terrible dolencia fue más poderosa que los remedios entonces conocidos y falleció recién cumplidos los cuarenta y tres años, dejando una copiosa obra artística que estiman y casi veneran los que las guardan, por el tratamiento especialmente romántico que les dio.

24 julio 2009

pintor Constantino Gomez


(1863-1940) Estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos en Valencia.

Este ilustrador trabajará para la revista Círculo de Las Bellas Artes (1896), y como en el caso de Fillol responde a la figura de un ilustrador culto llamado por la academia para realizar una obra determinada. Este llamamiento se produjo ya que Gómez fue el encargado de realizar el carro dedicado a Grecia para la cabalgata de Valencia del año 1896, circunstancia que la academia utilizó para que realizase un grabado en su revista.

Un año antes fue colaborador artístico de la revista La Degollá (1890), y también de Valencia Cómica (1889) y Valencia: revista semanal ilustrada (1895).

pintor Heliodoro Guillem



Heliodoro Guillén (Alicante, 1864 - 1940),Comenzó su formación artística en Alicante y la completó en Madrid y Roma. Catedrático de dibujo, en su obra se observa la evolución desde un arte argumental hasta un acercamiento a lo propiamente pictórico. Especializado en marinas y en temas regionalistas, fue tambien un genio de los paisajes.

Pintó el techo del Salón Imperio del Casino de Alicante, que se hizo conforme al gusto de la época con una inmensa lámpara de Austria y vistosas telas. Representa el triunfo de Flora y el simbolismo de la primavera con el florecer de las semillas. Como en otras pinturas, aparece acompañada de numerosas mujeres que reparten flores o tocan instumentos. En el otro sector del fresco se aprecia la figura ondulante de Céfiro, su marido, que representa al viento y que contribuye a esparcir esas flores". Junto a Flora aparece otra figura femenina, que parece una matrona, pero que tiene un antifáz, y que representa a la diosa de la Fortuna y que tiene como misión repartir flores y riqueza. Junto a ellas aparecen figuras entrelazadas, que son las diosas que rigen el destino de los hombres.

Obtuvo tercera medalla en las nacionales de B. Artes de 1892 por el lienzo "La última borrasca" y una condecoración en la edición de 1899. Sus cuadros se exhibieron en exposiciones de Alicante, Barcelona y Murcia.

23 julio 2009

pintor Isidoro Garnelo Fillol


Enguera, Valencia, 1867 - Valencia, 1939).

Fue un pintor y acuarelista español, que cultivó temas de género y religiosos. Catedrático de colorido y composición, así como director de la Academia de Bellas Artes de San Carlos.

En 1875 se instaló en la capital de Valencia. Estudió dibujo en la Escuela del Casino Obrero de Valencia, en la Academia de ­Bellas Artes valenciana, y amplió su formación junto al escultor José Guzmán Cuallar.

La Diputación Provincial de Valencia le concedió una pensión para estudiar en Roma, allí se trasladó en 1891 allí frecuentó la Academia Chigi y realizó "La profecía de San Vicente Ferrer relativa al Papa Calixto III", que fue exhibida tres años después (1894) en la Exposición Nacional de Bellas Artes y premiada con la segunda medalla. Remitió sus obras a certámenes y concursos artísticos y en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1895 obtuvo una segunda medalla por el lienzo titulado Estudio de desnudo.

En 1896 regresó a España y consiguió por oposición la cátedra de Colorido y Composición de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. En 1927 fue nombrado académico de San Carlos y director de la Escuela de Bellas Artes de Valencia.

Excelente acuarelista de virtuosa pincelada, su pintura se caracteriza por una técnica impecable y en su obra escultórica Garnelo se aproxima a la imaginería popular.

22 julio 2009

pintor Antonio Fillol Granell



"Yo nací en Valencia, si el cura bondadoso que extendió mi partida bautismal no se equivocó al copiarla del amarillento libro que archivado está en la parroquia de Santa Cruz, vine al mundo el día 3 de enero de 1870.

Dicen que de niño fui inquieto, de gran imaginación y dispuesto a todo sacrificio.

De extrema voluntad para todo y apasionado por el dibujo, según cuentan, mis padres, que no andaban holgados de dinero para costearme una carrera, trataron de torcer mi inclinación y me obligaron a trabajar en el pequeño taller de calzado que mi buen padre tenía.

No era el arte del bien construir un brodequín lo que a mí me sugestionaba. Las horas que el oficio me dejaba libres, las invertía en educarme a mí mismo en el arte pictórico.

A regañadientes de los míos, pude matricularme en la Academia de San Carlos, y allí, gracias a mis “éxitos”, comencé a conquistar la tolerancia de mi familia y el anhelado consentimiento para dedicarme de lleno al estudio.

Mis primeras armas las hice en la Exposición de Barcelona de 1.888, presentando una tela pintada al óleo titulada “Un bautizo en principios del siglo XIX”.

La pequeña recompensa obtenida en aquella Exposición y la adquisición de la referida tela, fueron el toque decisivo para afianzar la aquiescencia de mis padres.

Aquel “Bautizo” que me valía 500 pesetas, más que al bueno del cura de Santa Cruz que tal cosa realizó conmigo, me llenó de satisfacción, no por el éxito que suponían tales triunfos, sino porque el suceso llenaba a mis padres de alegría y dejaba mi camino más claro, más expedito.

Siete años después, o sea en la Exposición general de Madrid de 1895, presenté “La gloria del pueblo”, que obtuvo segunda medalla y me fue adquirida por el Estado para figurar en el Museo de Arte Moderno.

A partir de esta Exposición comienza el verdadero calvario de mi modesta vida artística.

Con el dinero que el Estado me dio por “La gloria” me dediqué al estudio con más afán que nunca. Rodeado de lienzos y libros, me pasé una larguísima temporada sin que nada ni nadie distrajera mi atención… Y convencido de que el arte no debe ser un simple juego de nuestras facultades representativas, sino la expresión de la Vida, me lancé al palanque en la Exposición de 1897 con “La bestia humana”, que fue recibida en los primeros momentos poco menos que a pedradas.

Algunos críticos me trataron de inmoral. pretendiendo además que mi obra no fuera admitida en aquel concurso. Otros, más piadosos de mí, la ensalzaron, demostrando a la vez que la finalidad de ella era sana y altamente educativa.

Benito Pérez Galdós, Jacinto Octavio Picón, Mariano de Cavia, Joaquín Dicenta, Francisco de Alcántara, Rodrigo Soriano, Vicente Blasco Ibáñez y otros ilustres escritores y críticos me ampararon espontánea y noblemente en mi cuita y gracias a ellos aún salí bastante bien librado de aquella Exposición. Y si bien mi nombre adquirió algún relieve, la segunda medalla alcanzada llegó a mí huérfana del dinero que reglamentariamente me correspondía. ¡Pobre venganza de los altos contra un modesto pintor de las tristezas sociales!.

En otra de nuestras Exposiciones de Madrid, creo que en la de 1906, exhibí dos cuadros. El titulado “El sátiro” soliviantó la pudibundez del jurado de Pintura y recabó del ministro de instrucción pública una real orden para poder rechazar mi obra porque el asunto de ella, decían, ofendía la decencia y el decoro de las buenas gentes.

Hubo protestas de críticos poniendo al jurado en solfa. Se citaron infinidad de cuadros existentes en Museos cuyos asuntos son altamente libres, pero “El sátiro” fue rechazada.

El asunto ni era inmoral ni cosa parecida. Me limitaba a pintar en él una de esas brutalidades que de tiempo en tiempo realiza la bestia que el hombre lleva dentro, para excretarla.

El cuadro fue expuesto ante el público, en Madrid, que sin sonrojo ni pudibundeces contempló la obra, extrañando que el jurado de la Exposición dijera que aquel trozo de pintura era ofensa de la moral y el decoro.

Ni perezoso ni acobardado por el hecho semejante, seguí laborando y haciendo la pintura de ideas.

“Los amigos de Jesús”, primera medalla, “Albores”, “Almas vírgenes”, “Flor deshecha”, “La semilla” y “!...El mar siempre azul…!”, etc., han sido otras obras que pinté para robustecer mi teoría del Arte. Mas alcanzaron un éxito lisonjero, gustaron y me fueron adquiridas para diferentes Museos. Otras fueron tratadas con desvío y algunas no llegaron a ser comprendidas.

Ocurre que en diversas de mis obras, para que triunfe el concepto que las integra, no insisto en la técnica y apenas si pinto, es decir, apenas hay pintura. ¿Será esto una equivocación?. Yo entiendo que es preferible, en Arte un chispazo de Vida, a una tela bien pintada…


He insistido alguna vez unir la robustez atrayente de una buena pincelada a un concepto y me ha pasado que mientras la pincelada ha subsistido, la idea, el espíritu de ella, no se ha transparentado. Únicamente ha comenzado a vislumbrarse cuando el pincel, a fuerza de buscar lo intangible, ha derrumbado el brochazo artificioso y deslumbrador.

En “La bestia humana”, que por fin figura en el Museo de Arte Moderno, gracias a un halagador dictamen de la Real Academia de San Fernando y a la magnanimidad del que fue ministro de instrucción pública, don Antonio Barroso y cordobés de nacimiento, no existen alardes de técnica. No quiero que ninguna pincelada indique que aquello es pintura, ni que distraiga al espectador del asunto.

El cuadro está… en lo que no está pintado.

Esos malabaristas de la pintura moderna cogen el rábano por las hojas.
Lo de menos en el Arte, es el ropaje.

Lo sublime de Velázquez no es la facilidad de hacer pintura, sino la facilidad prodigiosa de hacer Vida, como lo hicieron Sandro Botticelli, Lippi, Vinci, Holbein, Joanes, Greco, Ribalta, Van Dick, Ribera y Goya, y tantos otros.

Si la pintura es artificio, no acumulemos engaño sobre engaño.
Hagamos Vida que lo demás… ya son demasiados para hacerlo.
Sinceridad antes que nada.

Hoy tengo 43 años. Mi vida, sin ambiciones, se ha deslizado entre los míos modestamente.

A pesar de haber viajado y visto las más principales capitales extranjeras, no he sentido jamás el anhelo de abandonar este rincón de mi tierra que me seduce. El azul de mi cielo y el perfume del vergel valenciano, son el lazo que me retiene tranquilo y esperando siempre, siempre…

Mis ilusiones son hoy tan vivas como ayer. Creo en mí y espero de mi voluntad y de mi convencimiento la realización de algo que sea mirado con alguna complacencia y con algún respeto.

Veremos…”

21 julio 2009

pintor Pedro Ferrer Calatayud


Valencia,(1860-1944).

A los doce años ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos, de la que después fue catedrático, director y académico.

Como pintor del mar, formado en la escuela marinista de Sorolla, Monleón, Juste y Salvador Abril, puede considerarse de los mejores, por su magnífica interpretación del alta mar.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1895, su cuadro Salvamento de un náufrago le valió que le otorgasen la Cruz de Isabel La Católica y en 1910 y 1912 consiguió sendas Medallas de Oro. Igualmente fue premiado con Medalla de Oro y Diploma de Honor en la Exposición Regional de Valencia en 1909.

Su actividad plástica no la centró únicamente en la pintura, ya que realizó diversas decoraciones para el Teatro Principal de Castellón, Palacio de Justicia de Valencia. Tambien disñó fallas, ganando en 1898 el Primer Premio de Lo Rat Penat.

En 1991 el Ayuntamiento de Valencia le dedicó una exposición retrospectiva, junto a su hijo, el también pintor Ferrer Amblar, en el Museo de la Ciudad.

Su obra está representada en el Museo de Bellas Artes de Valencia y en otras colecciones valencianas, pero debido a su personalidad, su alejamiento de los circuitos comerciales del arte y a otros factores, como fue su absorbente dedicación docente o su trayectoria vital afincada casi exclusivamente en Valencia, existe un desconocimiento general de su obra.

Pedro Ferrer Calatayud fue uno de los pintores más representativos de la escuela de marinistas valencianos.

17 julio 2009

pintor Bernardo Ferrandis


Bernardo Ferrándiz Badenes (1835–1885) nació en el Canyamelar, uno de los Pueblos Nuevos del Mar, en el Grao, el puerto de Valencia.

Es considerado uno de los pintores valencianos más importantes de su época, junto a Sorolla o Degrain.

Se inició en la pintura en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, como discípulo de Francisco Martínez. Sus creaciones evidencian su inclinación por los asuntos de género, cotidianos. En este sentido uno de sus cuadros más impactantes es El Viático dado a un mendigo moribundo, por el cual fue premiado por la Diputación de Valencia con un pensionado para continuar su formación fuera de España.

Viajó por África e Italia, más concretamente en Roma, y participó en varias exposiciones, obteniendo mención honorífica en la Exposición Nacional de 1860, recibió la segunda medalla de la Exposición de 1864 por su obra "Un alcalde de monterilla" y fue medalla de plata en la de Madrid, de 1866.

En 1876 se incorporó a la Academia de San Fernando en Madrid, donde asistió al taller de Madrazo. Había llegado a Málaga en 1868 tomando posesión de la cátedra de Colorido y Composición de la Escuela de Bellas Artes de San Telmo, tras unas duras oposiciones desarrolladas en Madrid, y permaneció formando parte de esta escuela malagueña hasta que en 1878 fue nombrado su Director. Fue amigo inseparable de Muñoz Degrain, al que atrajo a Málaga.

Estudió pintura también en París donde su educación artística culminaría bajo los consejos de Duret.

Sus retratos de Ciscar y Joan de Joanes se puede ver en el Palau de la Generalitat de Valencia. Los cuadros de Ferrándiz están ampliamente repartidos por España, Francia, Italia y coleccionistas particulares de otras naciones. Aunque la mayor parte de su producción se encuentra en el extranjero (Colección Goupil), hay trece obras suyas en el Museo de Málaga. Destacándose entre su producción obras como El charlatán político, y Salida de los picadores de la posada, entre otras.

Su más conocida pintura es "El Tribunal de les Aigües" (El Tribunal de las Aguas, de 1865), del que hay dos versiones, la primera se encuentra en el Museo de Burdeos y fue adquirida por Napoleón III, y el segundo se encuentra en Valencia.

Ferrándiz vivió 17 años en Málaga, hasta su muerte el 3 de mayo de 1886, donde había pintado el techo del Teatro Cervantes y donde existe un monumento en su honor en el Parque de Málaga.

15 julio 2009

pintor Francisco Domingo



(Valencia 1845-Madrid 1920)

Durante su primera juventud, Francisco Domingo Marqués fue discípulo del célebre profesor Rafael Montesinos. La Diputación Provincial de su ciudad vió buenas aptidudes en el joven aprendiz durante sus estudios en la Academia de San Carlos de Valencia; no en vano, fue Premio de Roma en 1867, galardón que pensionaba al ganador en la Ciudad Eterna para la culminación de su formación, que Domingo Marqués redondeó en estancias pensionadas en París, ciudad a la que volvería después con posterioridad, pero ya como residente, pues allí mantuvo una segunda residencia. Lo cierto es que debía estar especialmente dotado, pues en 1868, con 23 años solamente, ya era profesor de la Academia de San Carlos.

Desde Roma envió una Santa Clara que consiguió la primera medalla en la Exposición Nacional de 1871; las deudas de esta pintura denuncian el detenido estudio que Domingo Marqués realizó durante su formación de las cumbres de la pintura española, a la que unió, en esta obra y en otras que la seguirían, una destacada franqueza moderna en técnica, cromatismo y composición. No en vano, sus primera obras se vieron influidas por la paleta sobria y restringida de Eduardo Rosales –lo que, en parte, es decir de Velázquez y Goya-.

De estilo fogoso y de un realismo rayano en lo expresionista, viajó numerosas veces a Madrid, donde acometió la decoración de los palacios de Fernán-Núñez y de Portugalete. Su técnica, suelta y libre, debe mucho a sus estudios de la obra de Velázquez y Goya, como queda dicho, aunque se torna más minuciosa y cuidada en las escenas de género. Durante una estancia en París se vio fascinado por el virtuosismo técnico, chispeante y suelto, de Mariano Fortuny, pintor al que alcanzó en renombre no sólo en España, sino también en el extranjero, y no eran muchos los pintores españoles que podían disputar a Fortuny tan elegido puesto.

Cultivó la pintura de historia, como tantos otros en su época, pues era el género en que los pintores debían dar el máximo de sus capacidades, y además escenas costumbristas, paisajes y retratos, entre ellos uno de Alfonso XIII, especialmente célebre. No le faltó tiempo para dedicarse a temas menores que le permitían mostrar lo mejor de su técnica, como el Gato que atesora la galería, que tantas reminiscencias convoca de los animales que pueblan la pintura española.

A los honores que recibió en España se añadió la elección como miembro de la Academia Real de Amberes en 1889, ejemplo de la fama que cosechó en el extranjero. Murió en Madrid, en 1920, dejando un hijo también pintor, de nombre Roberto.

14 julio 2009

pintor Antonio Cortina Farinos


(1841 Almácera, Valencia — 1890 Madrid)

Comenzó muy joven en la práctica artística. A partir de los diez años comenzó a asistir a la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.

Fue descubierto por Antonio Marzo Pardo, profesor de dicha escuela, debido a la fama que había adquirido como aficionado dibujando con carbón en las calles y paredes de las casas de su pueblo para disgusto de sus vecinos, como recoge el periódico Las Provincias de la época. Visitó a sus padres y supo que en Almácera era ya famoso por sus aficiones al dibujo, y de ello daban señales las muchas caricaturas que adornaban las paredes de las casas y que habían merecido las protestas de algún vecino, harto de que Tonet le pintase ninots en la fachada de la casa o en las blancas paredes de la barraca.

También recibió el apoyo del propio director de la Academia de Bellas Artes de San Carlos, Juan Dordá. Posteriormente, en 1856, el profesor Luis Gonzaga del Valle solicitó y obtuvo para él una pensión de 3.000 reales del Ayuntamiento de Valencia para sus estudios superiores, y otra de la misma Academia. Así pues, Antonio Cortina cursó estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos desde aquel mismo año de 1856 hasta 1862.

En 1884 obtuvo la segunda Medalla de Plata por un retrato al óleo para la Exposición Regional de Valencia, celebrada en los Jardines del Real de la ciudad de julio a octubre. En ese mismo año fue nombrado secretario de la Junta Facultativa de Profesores de la Escuela de Bellas Artes, en la que realizaba tareas de profesor sin ninguna remuneración hasta ese momento. El 18 de julio de ese mismo año le fue expedido el Título de Ayudante de la cátedra de dibujo lineal en la Escuela de Bellas Artes de Valencia, que había obtenido por oposición.

Entre sus obras figuran: La tempestad (una familia dentro de una barraca pidiendo a Dios que cese la tormenta), La apoteosis de la conquista de Valencia, pintado ayudando al maestro Salustiano Asenjo, cuadro de grandes dimensiones que figura en el Palacio del Marqués de Dos Aguas.

Tambien numerosos retratos de particulares de gran parecido y obras de género referentes a costumbres de labradores de la huerta valenciana premiados en varias exposiciones. Una de sus obras más valoradas en la prensa del siglo XIX es la figura de la Primavera, que decoraba el techo del comedor de la casa del fotógrafo Antonio García, suegro de Sorolla.

pintor Julio Cebrian

El pintor Julio Cebrián Mezquita (Valencia 1854-1926) se dedicó primero al estudio de la música y luego al dibujo. Completó su educación pictórica en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.

Se dio a conocer en un concurso convocado por la Diputación de Valencia, para pintar un retrato del Rey Alfonso XII de España.

Particìpó en las Exposiciones Nacionales de 1877, 1881, 1884 y 1893, con cuadros de género histórico, influenciados por el arte bizantino.


Sus obras más conocidas son El Cid en San Pedro de Cardeña,San Francisco de Asis en éxtasis, Ausias March, La venganza de Fulvia y El Bautismo de Cristo, en la Iglesia de Santa Catalina, de Valencia.

Tambien realizó varios retratos:

La Reina María Cristina.
El Cardenal Monescillo.
El Marqués de Tremolar.
El Rector de la Universidad de Valencia, Excmo. Eduardo Pérez Pujol (1868-1873).
El Rector de la Universidad de Valencia, Excmo. Doctor Nicolás Ferrer Julve (1898-1901).
El Rector de la Universidad de Valencia, Excmo. Manuel Candela Pla (1901-1903).

12 julio 2009

pintor Vicente Castell


Castellón 1871-1934.

Recibió primeras enseñanzas en la Escuela del Real. Descubiertas las condiciones innatas de artista por Francisco Avinent "El Pipa", se trasladó más tarde al taller del pintor decorador Francisco Calduch.

Luego estudió en la academia del profesor de dibujo Eduardo Laforet, pintor costumbrista-historicista. Allí pudo relacionarse con Ramiro de Leza, Francisco Pérez Olmos, quien decoró al fresco el Teatro Principal de Castellón, Juan Bautista Carbó Rovira y Bernardo Mundina Milallave. Fue Pérez Olmos quien le ayudó a matricularse en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia donde cursó desde 1891 hasta 1893. Vivió en una buhardilla del barrio del Carmen y allí aprendió y trabajó para su subsistencia.

Su cuadro Paseo de Ribalta (1901), sus trabajos de clase y tomados del natural llegan a manos del entonces presidente de la Diputación de Castellón, Victorino Fabra Gil, quien contando con el acuerdo de otros diputados como Ruiz Vila le otorga dos becas anuales. También fue su mecenas el hotelero Gaspar Cazador, propietario del hotel España. En Valencia, Castell descubrió el luminismo de Sorolla y la pintura poética de Pinazo.

De nuevo becado cursó estudios en la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi de Barcelona en 1898. Y en 1899 se matriculó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Allí conoció el Museo del Prado y los grandes maestros. Viajó a Roma y París. Mientras tanto cultivaba su faceta de retratista de personalidades.

El 21 de octubre de 1901 contrajo matrimonio en la Basílica de Lledó con Dolores Soliva Calduch. Tuvieron tres hijos.

Estableció su vivienda en la Avenida del Rey Don Jaime y su academia en la calle San Vicente y posteriormente en la de Cervantes. De ella salieron la práctica totalidad de los artistas castellonenses posteriores.

En 1923 es nombrado concejal del Ayuntamiento siendo alcalde Ruiz Cazador. En 1928 fue nombrado director de la Escuela de Artes y Oficios de Castellón.

04 julio 2009

pintor Fernando Cabrera Cantó

Pintor i escultor (Alcoi 1866 – Alcoi 1937) Compañero de Joaquín Sorolla en S. Carlos de València. Continua sus estudios en Madrid en San Fernando. Encomienda de Isabel la Catòlica, Fill Predilecte d'Alcoi, Fill Adoptiu d'Alacant, Fill Preclar de la província. Desarrolló su arte a partir de una pintura de caràcter social, naturalista, con argumento, en sus comienzos, hasta la recreación d'escenas de costumbres, de corte realista, totalmente impregnadas del luminismo valenciano entre los s. XIX - XX. Sin duda, Cabrera es también uno de los mejores pintores de paisajes de su generación, y excelente retratista.

La Diputación Provincial de Alicante le designó la ayuda para estudiar en la Academia de S. Fernando de Madrid, y en 1891 hasta 1893 el pensionao de Roma. En 1888comenzó a pintar murales para los templos alcoyanos de Santa Maria, Sant Jordi, que todavía se conserva, Sant Agustí y Sant Maure i Sant Francesc.

Toda su carrera está llena de premios en concursos nacionales e internacionales de pintura. Algunas obras suyas son: Huérfanos, Naúfragos, La muerte de un santo, Mors in Vita, Marina (dàrsena d'Alacant), Pastora italiana, Mi dulce esposa, Napolitana, Cardenal, El pan nuestro i Sermón soporífero, que se puede admirar en el museo de B. Artes de Valencia. Su obra escultòrica: el busto de Cervantes del paseo de Cervantes de Alcoi y el Cristo de la esplanada de la ermita de Polop.

El Ayuntamiento de Alcoi, en su coleccilón de arte conserva cuadros de Cabrera destacando Mors in vita y Al Abismo.

Por otra parte, en la iglesia de Sant Jordi se puede admirar el mural que hizo donde se representa la muerte del caudillo arabe Al -Azraq (de donde dice la tradición que dió pie a comenzar las fiestas de Moros i Cristianos).

Por otra parte, en la iglesia de Sant Maure i Sant Francesc podemos admirar cuadros de Fernando Cabrera para su restauración. La temàtica és sobre la vida de los santos Mauro abad y San Francisco de Sales.

Premios:
Segunda Medalla de la Exposición Nacional de 1890 para Huérfanos.
Primera medalla en la Exposición de la Societat Econòmica d'Amics del País d'Alacant por La muerte de un santo
Encomienda d'Isabel la Catòlica por su cuadro Náufragos.
Segunda Medalla de la Exposición Nacional de 1899 por Mors in Vita.
Medalla de Bronce de la Universitat de París en 1900.
Mención honorífica en el Salón de Artistas Franceses de París en 1902 por ¿Necesita usted modelo?
Medalla de oro por Al abismo en la Exposición Nacional de 1906
Medalla de oro en la Exposición de San Francisco y San Diego (California) en 1918 por el santo del abuelo.

pintor Jose Brel

Nació en Valencia en 1835 y murió en esta misma capital en el año 1894.

Fue discípulo de la Academia Bellas Artes de San Carlos en Valencia, donde fue compañero de estudios de Salustiano Asenjo, Antonio Bergón y Miguel Casañ entre otros. Como pintor acudió a las exposiciones de 1855 con un “San Vicente” de Ribalta y a la exposición del Rey, con medalla de plata en 1867, además de diversas pinturas para el palacio del Marqués de Dos Aguas. Todo esto nos puede estar indicando que sólo llegó a la ilustración en prensa por encargo de pago y sin ser ésta su vocación. De hecho la obra encontrada es muy reducida y se circunscribe al anuario Almanaque de Valencia para 1864 en donde realizó unas pequeñas ilustraciones, bastante simples, a los textos que la integran.

También realizó alguna cabecera de revista, como por ejemplo la de El Panorama en 1864.